El primer reto que se me plantea cuando empiezo a planificar una mesa dulce es encontrar el equilibrio entre lo que la novia o los novios quieren, y lo que yo tengo en mente, a veces, incluso antes de hablar con ellos.
En mi cabeza hay muchas ideas que estoy deseando poner en marcha y que, en ocasiones, son muy diferentes a lo que se me pide.

El siguiente reto que se plantea, y al cual le doy mucha importancia, es que la mesa, incluso con casi los mismos elementos, luzca completamente diferente a la anterior.
Cada novia, y por lo tanto cada boda, tiene un alma distinta, y esto lo tiene que reflejar la Mesa Dulce.

La rosa que veis, aunque quizás no se perciba con claridad, era de color violeta, y era el mismo tipo de rosa que la novia lucía en su ramo.

La tarta que al finalmente hice, es un tipo de tarta muy común en Mesas Dulces, y que a mi me tenía completamente enamorada. No podía pasar más tiempo sin hacerla. Pero lo que a priori parecía muy fácil, volvió a convertirse en un auténtico quebradero de cabeza. Y ya es la segunda vez que me ocurre con una tarta de Mesa Dulce.

El resultado final. y en el conjunto de la mesa, era lucido, pero ella por sí sola no pasaría uno de mis exámenes jaja.

¡Por cierto!, debajo del pie de tarta coloqué un mantelillo que yo misma hice para la ocasión, y que hacía juego con las banderillas de la mesa y de la tarta. A veces en los pequeños detalles es donde está muchas veces la clave de una buena decoración.

 

Las galletas, de chocolate claro, eran completamente diferentes unas de otras, y aunque quizás aquí no luzcan demasiado, personalmente me parecieron lo suficientemente bonitas como para dedicarles una página para ellas solas (próximamente jaja).

Los pops, de chocolate con leche por dentro y chocolate blanco por fuera son, para mí, lo mejor de la mesa (de esta y de las que vengan). Son absolutamente deliciosos y adictivos.

Los niños ( y el novio jaja) no se quedaron sin sus gominolas.

Estos fueron los cupcakes y casi puedo decir, los verdaderos responsables de la decoración de esta mesa. En cuanto los vi me enamoré de ellos y quise, sin vuelta atrás, que formaran parte de esta mesa.
Me refiero, por supuesto, a los cupcakes con la cenefa en morado y que, para más información, hice con glasa.

Este ha sido el resultado de un duro trabajo, que como suele ocurrir, se ve recompensado con la alegría e ilusión de quien lo recibe.
Y aunque en el proceso de hacerlas acabo completamente agotada, en cuanto veo el resultado final, mi gusanillo ( que debe ser un pozo sin fondo y nunca se sacia) ya está deseando embarcarse en otra mesa.

P.D Gracias Loreto por confiar en mí y darme la oportunidad de hacer realidad no solo tu sueño, sino también el mio.

^_^