¿A vosotros os parece normal pasar de un calor asfixiante al frío invernal en menos de 24 horas?
A mi no.
Me declaro completamente enfadada con el tiempo.
Llevábamos un invierno en Coruña de lluvia, lluvia y más lluvia. El sol no salía ni para decir que seguía existiendo.
Ya estábamos acostumbrados, todos nos habíamos resignado, y esperábamos con ansia, pero paciencia, que la primavera llegase.
Y llegó, en verdad llegó. Durante una semana entera volvimos a ver el sol, el cielo despejado y hasta sacamos las sandalias y la manga corta para poder soportar el calor.
Yo guarde todos mis jerséis de punto y mis abrigos gordos, me los llevé a mi casa en Lugo y me traje para ir al colegio, todas las sandalias, chaquetas vaqueras y pantalones finos.
Todo para nada, en menos de una semana no sólo ya no sale el sol, no sólo ha vuelto a llover, es que hace más frío que nunca.

¡No es justo!
Querido sol, no nos pongas el caramelo en la boca para luego quitárnoslo. ¡VUELVE YA!

Pero como todo lo malo tiene algo bueno, días fríos como estos invitan a quedarse en casa calentito, y a mi, a quedarme en la cocina y experimentar nuevas recetas.

Esta vez me animé con algo rápido y sencillo: los merengues.

Tengo que avisar que aunque es una receta rápida y sencilla, de esas que no requieren un gran despliegue en la cocina, ni muchas horas de dedicación, como todas las recetas, tiene su truco.
Estos no fueron los primeros merengues que hice, ni  os aseguro que serán los últimos. Pienso probar más veces, añadiendo o quitando (ya sabéis como funciona esto en la cocina), hasta encontrar la receta perfecta.
Pero hoy os dejo esta, que hasta ahora es la única que he encontrado, con todos los trucos y consejos que hoy os puedo traer.

Ingredientes

• 3 claras de huevo
• 250 gr de azúcar glas
• 2 o 3 cucharaditas de pasta de mora (al gusto)
• colorante violeta

Preparación

Lo primero que haremos será batir las claras a punto de nieve con una batidora de varillas. A continuación iremos añadiendo el azúcar glas poco a poco, asegurándonos de que está bien integrado, sin dejar de batir a velocidad media baja. Yo añadí el azúcar tamizado.
Cuando terminemos de añadir todo el azúcar, es momento de poner la pasta de mora y el colorante violeta. Bate un poco más y listo.

Pon el merengue en una manga pastelera y usa la boquilla que quieras para dar forma a tus merengues, los cuales debes poner sobre la bandeja de horno forrada con papel vegetal. Introdúcelos en el horno precalentado a 90º y hornea durante 1 hora aproximadamente.
Pasado ese tiempo, apagaremos el horno y los dejaremos un poco más dentro.

Trucos y consejos

• Cuando añadas el azúcar ten paciencia, añádela poco a poco, sin dejar de batir y asegurándote de que está bien integrada.
• En el momento de añadir el colorante y la pasta de mora (u otro sabor), es muy posible que el merengue vuelva a bajarse y licuarse. No pasa nada, vuelve a batir con fuerza hasta conseguir la consistencia necesaria, es decir, hasta que el merengue forme picos.
  Esto es importante ya que de esta forma nos aseguramos que el merengue, una vez en la manga pastelera, aguanta la forma de la boquilla que le queramos poner.
• Durante el horneado es normal que el merengue se resquebraje, pero si ponemos la temperatura del horno demasiado alta, correremos más riesgo de ello. ¡Ten cuidado!

No he sido nunca muy fan de los merengues, pero tengo que reconocer que su sabor y textura me sorprendió. Sin embargo es cierto que es una dulce para personas muy muy golosas. El primer bocado es agradable, sobre todo por el intenso sabor a mora, pero el regusto que queda a azúcar es un poco excesivo.
Lo que yo me pregunto después de haber hecho esta receta varias veces es:
¿ Es normal que por dentro queden tan huecos?
¿ Es normal que dejen ese regusto azucarado en la boca tan intenso?
¿Es posible conseguir un merengue consistente y firme, que aguante la forma de la boquilla con menos cantidad de azúcar?

Me encantaría que me ayudarais a resolver estas preguntas, y yo, por mi parte seguiré experimentando ;)