No se si a vosotros os pasará, supongo que a alguno sí, pero cuando me pongo a cotillear blogs de cocina, y veo recetas que me interesan, las voy guardando en un documento en el ordenador de forma casi compulsiva más que razonada. De tal forma que llega un momento que puedo tener una selección tan grande de rectas, que no llego jamás a la última página.

Cuando me entra el gusanillo culinario, me voy a mi carpeta de RECETAS MIRTA, y me pongo a pasar una y otra, hasta encontrar la que más me apetece.
Muchas veces mi criterio de selección se basa en: la más fácil y la más rara.
¿La más fácil? que vaga eres Mirta
¿Y las más rara?
Es que así soy yo. A mí no me va mucho la cocina tradicional con recetas de toda la vida, que por cierto son TAN BUENAS. Que no desprecio la cocina tradicional oiga!, sino todo lo contrario.
Pero es que soy así de peculiar, me van las recetas raras y diferentes.
Puedo hacerte unos platos exóticos riquísimos y no saber hacer unas lentejas.
No es que me sienta muy orgullosa de esto…. casi que me lo callo. Shuuuuuuuu…. jajaja

El caso es que entre esas recetas siempre hay algunas  que estoy DESEANDO PROBAR, pero que me cuesta animarme a hacer, bien porque me parecen complicadas, o bien porque llevan ingredientes demasiado extraños.

Entre ellas ha estado siempre la receta del famoso Layer Cake Red Velvet, o en este caso, su adaptación a cupcake.

¿Por qué me daba pereza esta receta?

Por el dichoso buttermilk. Ese ingrediente tan famoso en la repostería americana y del norte de europa, y que aquí cuesta tanto encontrar.

¿Qué es el buttermilk?

Empecemos por el principio. El buttermilk es el líquido que se obtiene al batir la nata para transformarla en mantequilla. Este suero de leche, con un sabor ligeramente amargo, se usaba, en un principio, como bebida. ¿Cómo bebida? Si, señores y señoras, había, y HAY, gente, más que nada por el norte de Europa, que se lo bebe.
En repostería, que es el uso que nos interesa, se emplea frecuentemente para aumentar la esponjosidad y mejorar el sabor en preparaciones tales como bollería o bizcochos, y aunque no es fácil encontrarlo en los supermercados, podemos acudir a una buena y fácil alternativa casera.

Yo nunca he comprado buttermilk , así que no os puedo dar mi opinión sobre él, pero si os interesa, algunos establecimientos como el El Corte Inglés y algunos Carreofour, lo tienen.

Si no os animáis a comprarlo, porque no creáis que lo vayais a usar demasiado o porque os apañáis con esta solución sencilla, rápida y casera, aquí os dejo como preparar un buttermilk:

• 120 ml. de leche desnatada o semidesnatada
  
• 1/2 cucharada de zumo de limón
  

Echar el zumo de limón a la leche. Revuelve  y déjala reposar durante 10 minutos a temperatura ambiente y viértela en la mezcla que estés preparando.
Supuestamente tendrá la apariencia de leche cortada o yogur muy líquido. A mi no me quedó así, ni la primera ni la segunda vez, sin embargo,a pensar de no notar a penas cambios en la mezcla, he de decir que el efecto de esponjosidad extra que se suponía le daría, la conseguí sin lugar a dudas.
NOTA: Estas cantidades de buttermilk son las necesarias para 12 cupcakes.

 

Los red velvet son famosos por muchas cosas, entre ellas por este ingrediente tan especial, pero sobre todo, por el color rojo de su bizcocho que, junto con el buttercream de color blanco, hacen el sello de la marca.

Yo, para darles más gracia, los decoré con estos mostachos.

Cómo no es fácil encontrar moldes de estos peculiares bigotes (y mucho menos de tamaño mini), me los hice yo misma con un molde de cartulina.
Ayss.. señora cartulina ¿qué haría yo sin sin ti?

Y ahora vamos a por la receta, la cual resultó mucho más sencilla de lo que pensaba.
Desde luego.. no hacer una receta por pereza y miedo a que no salga bien es una tontería de las grandes.

Como dice mi padre, no hay que tenerle miedo a nada. Y es verdad.
Qué tontos son los miedos a veces y cuántas cosas nos impiden hacer.
Y si sólo fueran bizcochos las cosas que el miedo nos hace dejar de hacer, ¡estupendo!, pero  veces son otras tan importantes…

 

Esa receta está sacada de la famosa Alma de Objetivo cupcake perfecto. Si quieres mil y una recetas de cupcakes deliciosos no dejes de visitar su página.
Yo, de todas formas, os dejo la receta para que la tengais directamente aquí.

Ingredientes para 12 cupcakes.

• 50 gr de mantequilla
• 150 gr de azúcar
• 1 huevo de tamaño M
• 1 cucharada bien grande de cacao sin azúcar ( yo uso de la marca Valor)
• 1/4 de cucharadita de colorante en pasta rojo (usa el Extra Red de Sugarflair, creo que es el mejor para este caso)
• 1 cucharadita de extracto de vainilla ( ya sabéis que a mi me encanta el emulsionante con sabor a vainilla y mantequilla de Lorannoils y que podéis encontrar en diferentes tiendas online)
• 120ml de buttermilk (véase las indicaciones de arriba)
• 150g de harina
• 1/2 cucharadita de bicarbonato de soda
• 1 cucharadita de vinagre blanco

 

 

Preparación

Lo primero que haremos será dejar preparado en un bol la harina y el cacao tamizados.
A continuación empezaremos por batir la mantequilla junto con el azúcar. Sin dejar de batir añadiremos el huevo junto con la vainilla. Cuando todo esté bien integrado es el momento de poner la mitad de la harina y el cacao, que teníamos apartados y ya tamizados, junto con el buttermilk.
Bate un poco más, y para terminar añade el resto de la harina y cacao.

Ahora, con la masa casi terminada ya, es momento de añadir el colorante rojo. Añádelo poco a poco, hasta que tú veas que la masa tiene el color que desees. Yo, lo reconozco, me pasé un poco (bastante) con el colorante, para asegurarme de que el bizcocho quedaba bien rojo. En este caso creo que es mejor más que menos, pues la gracia de esta receta radica precisamente en su color.

Finalmente,  mezclaremos el vinagre con el bicarbonato de soda en un vaso a parte, y cuando burbujee lo añadimos a la mezcla anterior.

Ya es el momento de repartir la mezcla en las cápsulas y hornear. El tiempo de horneado es de unos 20 minutos a 170 º. Pasado ese tiempo los sacaremos del horno y los dejamos enfriar 5 minutos en el molde para que se terminen de enfriar por completo sobre una rejilla .

Para hacer el delicioso frosting de queso aquí tenéis la receta:

Ingredientes

• 100 gr de mantequilla sin sal
• 150 gr de queso tipo philadelphia
• 300 gr de azúcar glass
• 1 cucharadita de vainilla ( yo le puse, una vez más, el emulsionante con sabor a vainilla y mantequilla de Lorannoils)

 

Preparación
Bate la mantequilla a temperatura ambiente junto con el azúcar glass tamizado. Una vez se ha mezclado todo bien, lo siguiente es añadir el queso y el sabor a vainilla, y batir un poco más.
Sencillísimo, ¿verdad?

^_^